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lunes, 25 de mayo de 2015

Los verdaderos milagros

Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque: un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante alumno del sabio.
Poderoso: "me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa, inclusive puedes hacer milagros".

Sabio: "soy una persona vieja y cansada... ¿cómo crees que yo podría hacer milagros?".
Poderoso: "pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos..... esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso".

Sabio: "¿te referías a eso?, tú lo has dicho, esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso... no un viejo como yo; esos milagros los hace Dios, yo sólo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego ,todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo".
Poderoso: "yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tú haces..... muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios".

Sabio: "Esta mañana ¿volvió a salir el sol?".
Poderoso: "sí, claro que sí!!".

Sabio: "pues ahí tienes un milagro..... el milagro de la luz".

Poderoso: "No, yo quiero ver un VERDADERO milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra.... mira hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas".

Sabio: "¿quieres un verdadero milagro?, ¿no es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?".

Poderoso: "sí!!, fue varón y es mi primogénito".

Sabio: "ahí tienes el segundo milagro.... el milagro de la vida".

Poderoso: "sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro..."


Sabio: "¿acaso no estamos en época de cosecha?, ¿no hay trigo y sorgo donde hace unos meses sólo había tierra?".

Poderoso: "sí, igual que todos los años".

Sabio: "pues ahí tienes el tercer milagro...."

Poderoso: "creo que no me he explicado, lo que yo quiero...." (el sabio lo interrumpe)

Sabio: "te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti.... si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer". Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda; cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el sabio y su alumno, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado.

Joven: "maestro: te he visto hacer milagros como éste casi todos los días, ¿por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿por qué lo haces ahora que no puede verlo?".

Sabio: "lo que él buscaba no era un milagro, era un espectáculo. Le mostré 3 milagros y no pudo verlos.... para ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno... no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. El día que aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido".

Cuando estamos en problemas siempre pedimos ayuda a Dios y eso está bien porque no hay nadie que pueda ayudarnos más que Él, pero pídele la cordura para pensar claramente, la paciencia necesaria para mantenerte tranquilo y actuar bien, la fortaleza necesaria para afrontar los retos y la fe suficiente para seguirlo amando sin importar lo que pase.... Pídele esos milagros, no le pidas simplemente que resuelva tus problemas sólo porque te da miedo afrontarlos por ti mismo.....

    

sábado, 23 de mayo de 2015

Comparto la Bendición contigo

Juan 21, 20-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a Pedro: "Sígueme". Pedro, volviendo la cara, vio que iba detrás de ellos el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre su pecho y le había preguntado: 'Señor, ¿quién es el que te va a traicionar?' Al verlo, Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ¿qué va a pasar con éste?" Jesús le respondió: "Si yo quiero que éste permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú, sígueme".

Por eso comenzó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no habría de morir. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino: 'Si yo quiero que permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?'

Ese es el discípulo que atestigua estas cosas y las ha puesto por escrito, y estamos ciertos de que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús y creo que, si se relataran una por una, no cabrían en todo el mundo los libros que se escribieran.
Reflexión
El llamado que nos hace Jesús a seguirlo no supone una similitud en la vocación; cierto que todos somos llamados a seguir al maestro, pero el destino de cada uno es diferente, además el llamado a seguir a Jesús se realiza de un modo particular en cada cristiano.

Somos llamados a seguir a Jesús y somos invitados a compartir con él su estilo de vida, su manera de relacionarse con Dios y con el mundo, pero el modo de responder a estas exigencias es diferente en cada individuo. Pedro ha sido invitado por Jesús al seguimiento, del mismo modo que lo fue aquel día que le pidió dejar las redes para seguirlo; pero ahora el llamado ya no se refiere a la evangelización del mundo, sino a la experiencia de la vida íntima con Jesús. Toda vocación tiene dos vertientes, el llamado a la misión y el llamado a la intimidad con Jesús.

Pero el llamado a la misión no tiene sentido sin el llamado a la intimidad y amistad con Jesús, porque lo que se va a anunciar no es una filosofía ni una doctrina, se va anunciar la experiencia de amor y amistad con el Hijo de Dios. Sólo quien ha experimentado el amor de Jesús es capaz de anunciarlo a los demás.

viernes, 22 de mayo de 2015

Señor... abrázame

Juan 21, 15-19
En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".

Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".

Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.

Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme".

Reflexión
Al concluir este período, desde la Cuaresma hasta Pentecostés, en el cual hemos caminado con Jesús, primero preparándonos y modificando nuestra vida para hacerla más conforme con el Evangelio y así vivir la Pascua de manera permanente y, posteriormente, siendo testigos de las maravillas de Dios en nuestra vida, la liturgia nos presenta la despedida de Jesús a Pedro.

Si después de todo este camino que hemos hecho nos preguntara Jesús: "¿Me amas más que los demás que trabajan contigo, o más que tus hermanos, o más que tu propia vida?" ¿Cuál sería tu respuesta? Todo este camino realizado ha buscado que crezcamos en el amor a Jesús, el cual debe manifestarse de manera concreta en los que nos rodean. ¿Podrías decir que tu amor a Jesús es notorio en la comunidad y entre los miembros de tu casa?

Pídele al Espíritu Santo, fuente del amor, que te conceda un gran amor por Jesús y por el Reino, que sea tan grande y tan perfecto que los demás lo noten y viendo tus buenas obras, crean en Jesús y en su amor.

jueves, 21 de mayo de 2015

Dios tiene para TI

Juan 17, 20-26
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: "Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí.

Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.

Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos."
Reflexión
Podríamos decir que, de acuerdo a la predicación de Jesús, hay dos elementos que hacen evidente el amor de Dios y, por ende, nuestro ser cristiano. El primero es el amor y nuestras buenas obras. El segundo, que es el que nos menciona hoy Jesús, es "que su unidad sea perfecta".

Por ello, donde hay desunión y discordia es difícil reconocer la presencia de Dios y de la comunidad cristiana. El libro de los Hechos nos dice que la primera comunidad no sólo tenía todo en común sino que tenían un sólo corazón. Por eso, es triste encontrar comunidades cristianas en donde los unos y los otros se atacan, se muerden, hablan mal unos de otros, hay envidias y rivalidades. Con este testimonio, ¿cómo será posible que los que nos rodean puedan creer en el Dios del amor? ¿Cómo descubrir la presencia del Dios que unifica si constantemente somos causa de desunión, si cada uno en la comunidad ve únicamente por su propio beneficio?

Padre, que sean uno como nosotros somos uno. Esta es la oración que ahora pedimos al Espíritu Santo de
llevarnos a la unidad. Ven Espíritu Santo y únenos en el amor, la comprensión y el perdón.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Que maravilloso es Dios

Juan 17, 11-19
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: "Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.

Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como y
o tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad".
Reflexión
Jesús nos ha enviado para ser luz de las naciones, para que por nuestras buenas obras la gente crea, para ser fermento de la masa. Jesús sabe lo difícil que puede llegar a ser esto y por eso ha pedido al Padre, no que nos saque del mundo, sino que nos proteja del mal.

No tengamos temor de vivir como auténticos cristianos en medio del mundo, esta es nuestra misión; si nos persiguen, Dios estará para fortalecernos, defendernos y rescatarnos. Su Espíritu nos acompaña hasta el final de los tiempos.

martes, 12 de mayo de 2015

Dios nos dice HOY

Juan 16, 5-11
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Me voy ya al que me envió y ninguno de ustedes me pregunta: '¿A dónde vas?' Es que su corazón se ha llenado de tristeza porque les he dicho estas cosas. Sin embargo, es cierto lo que les digo: Les conviene que me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Consolador; en cambio, si me voy, yo se lo enviaré.

Y cuando él venga, establecerá la culpabilidad del mundo en materia de pecado, de justicia y de juicio; de pecado, porque ellos no han creído en mí; de justicia, porque me voy al Padre y ya no me verán ustedes; de juicio, porque el príncipe de este mundo ya está condenado".

Reflexión
Quizás una de las acciones más importantes que ejerce el Espíritu Santo en nuestros corazones es el de "convencernos del pecado". Sin este convencimiento interior, el hombre se considera justo, santo, bueno. Es común encontrarnos con personas que dicen, 'no soy malo, no robo, no mato, no hago grandes cosas malas'.

Esto es verdad, sin embargo, la realidad del pecado va mucho más allá. En la medida en que el Espíritu Santo va tomando fuerza en nuestro corazón por la conversión, vamos siendo capaces de descubrir "nuestro propio pecado" y nos va haciendo comprender interiormente la realidad destructora de éste. Se hace presente a nuestra conciencia, como dice San Pablo, esa fuerza interior que nos lleva a hacer el mal que no queremos. Cuando somos capaces de descubrir esta fuerza y nuestra incapacidad de vencerla, nace en nosotros la necesidad imperiosa de aceptar y vivir la salvación de Cristo, pues solo él es capaz de vencer la realidad destructora del pecado.

Este es el paso definitivo de una conversión profunda y verdadera. Por ello, pide al Espíritu Santo que te haga comprender interiormente la necesidad de Dios, pídele que te convenza del pecado para que puedas, con la ayuda divina, evitarlo y vivir la paz y la alegría del Reino.

El perdón donde comienza ?




martes, 5 de mayo de 2015

Amor de Madre ..... INGRESA

De niños creemos que mamá todo lo puede, que no siente cansancio, que no sufre... esa imagen que guardamos de ella con el tiempo no coincide con la que vemos cuando pasan los años... Entonces descubrimos que mamá también sufre, se cansa, está triste, no tiene fuerza, calla ocultando el dolor...


La vemos como un héroe sobrevivir a grandes tragedias, llevarnos de la mano conteniéndonos y mostrándonos la vida siempre del lado más bello...
De niños no entendemos sus lágrimas... de adultos nos preocupan... o no las comprendemos...
Así como nosotros necesitamos tantas veces de la protección de esos brazos fuertes, de la comprensión de nuestros gestos o de nuestros silencios, de nuestro dolor... ella también nos necesita...

Por eso debemos detenernos y observarla... abrazarla y hacer que sienta que estamos allí... que nos importa, que es valiosa... y de esta forma regresaremos a ella el más hermoso sentimiento que nos enseñó, el sentimiento que lleva paz y tranquilidad en los momentos difíciles de la vida, el que nos contiene, el que minimiza el dolor, el que nos hace luchar por nuestros sueños e ideales... pero por sobre todo nos enseña a dar sin pedir nada a cambio: El Amor.